Erase una vez Granada, esa coqueta ciudad del sur de España admirada por todos por su clima, rica gastronomía y que era resguardada por su imponente fortaleza, la Alhambra.
Tan bella era esa fortaleza que en lugar de seguir imponiendo temor al enemigo en tiempos de lucha se convirtió en el más bello monumento y emblema turístico de la ciudad.
Pasaban los años y cada vez eran más las visitas que a ella llegaban, todo el mundo quería conocer » La Alhambra de Granada » así que en poco tiempo dejó de ser ese muro protector , que la guardaba de ser invadida a ser un monumento abierto al público.
Fue tan grande el éxito de abrir las puertas de la Alhambra al público , que poco a poco la ciudad era reconocida en el mundo entero por su magnífico monumento.
Cada día las colas de personas que venían a visitar el monumento eran mayores, sin darse cuenta la Alhambra estaba empezando a ser un reclamo para todos esos curiosos que escuchaban esos comentarios maravillosos sobre ella y querían comprobar si en realidad era tan espectacular.
La fama de la Alhambra crecía y crecía , pasaban los años y se empezaban a ver enormes colas para visitarla, ya era el principal recurso turístico que Granada ofrecía a sus visitantes.
Todo era estabilidad, la reputación de la ciudad ya estaba bien elaborada , la Alhambra encabezaba esta misma y se posicionó como motivo principal para visitar la ciudad. Sigue leyendo